Por Fernando Ribeiro
“De la obligatoriedad a la oportunidad hay solo un paso”.
La pandemia por SARS COV2, trajo consigo una serie de modificaciones estructurales no solo a la interacción social que aun, en menor medida, vivimos, sino también en la percepción de la fuerza laboral como un elemento con grados distintos de esencialidad.
Precisamente, derivado de la situación sanitaria que vivimos en el país, el Consejo General de Salubridad, estableció criterios de aplicación transversal que impactaron la actividad económica, considerando la necesidad de incorporar a parte del sector laboral, pero generando condiciones que minimizaran el riesgo de contagio, a la vez observando escenarios futuros para un mejor ambiente organizacional.
Por ello se amplió la norma 035 STPS, misma que habla sobre los factores de riesgo psicosocial en el trabajo, identificación, análisis y prevención.
Es importante conocer lo que se conceptualiza como riesgo psicosocial en el trabajo, entendiendo a éste como “aquel que puede provocar trastornos de ansiedad, no orgánicos del sueño – vigilia y de estrés grave”.
El numeral 5.1 establece que el patrón tiene la obligación de generar ambientes organizacionales favorables, es decir, que disminuyan el riesgo de padecer un trastorno psicosocial.
Lo más destacable para quienes nos dedicamos al ámbito de la cultura física, reside en el numeral 8, “Medidas de prevención y acciones de control de los factores de riesgo psicosocial, de la violencia laboral, y promoción del entorno organizacional favorable”, ya que se establece que parte del apoyo social al que se hace acreedor el trabajador, es el participar de actividades culturales y del deporte.
Si ampliamos el criterio de acción que nos brinda la NOM 035, podemos decir que la labor de quienes promueven la salud a través del ejercicio físico, está manifiesta en el ordenamiento laboral y que incluso puede ser una herramienta que mitigue la fatiga, el cansancio y el burnout, que se suscitan en jornadas donde la pausa entre acción y acción suele ser mínima o nula.
La pandemia nos repitió la constante y visible realidad, pues mientras es debatible la política sanitaria empleada bajo esta circunstancia, lo cierto es que quedó al desnudo el pésimo estado de salud pública que se tiene como sociedad.
Los datos no mienten, más de un 60% de los hospitalizados contaron con una comorbilidad asociada al sedentarismo y/o malas prácticas nutricionales.
La oportunidad debe tomarse mediante mesas de acercamiento entre la academia, los profesionistas y los sectores productivos.
La NOM 035 STPS es el puente. Hay que cruzarlo.
