POCA OCUPACIÓN – Contrario a lo que se esperaba, los servicios informativos de la fuente turística reportan que la ocupación hotelera en Londres no es la estimada y ha sido mucho más baja en plenos Juegos Olímpicos.
Los museos, salas de teatro, conciertos y el aspecto cultural no han tenido un impacto, según los analistas, similar al deportivo. A esto se suma que los altos costos de las habitaciones también influyeron en la decisión de los turistas en plena crisis financiera en el viejo continente.
Y es que, pensar en libras esterlinas si de por sí es difícil para quienes llevan dólares o euros, imagínelo con quienes tienen monedas cuyo valor es menor. En 2009, la libra esterlina se cotizaba en casi 25 pesos mexicanos.
Un viaje sencillo en autobús tipo double-decker cuesta dos libras, lo que se traduciría en 50 pesos. Ante esta situación una recomendación para los visitantes es adquirir los famosos pases semanales en las taquillas del metro, mejor conocido como “Underground” o bien la tarjeta “Oyster”.
Esta ultima es quizá un instrumento tan imprescindible como una tarjeta de débito o crédito, según sea el caso. La Oyster Card es una tarjeta de prepago a la que se le pueden ir agregando 20, 40 ó 100 libras (algo asi como 4000, 800 o 2 mil pesos) con lo que el viajero tiene derecho a tomar el metro, trenes elevados e inclusive los “Clippers” o taxis acuáticos.
Estos últimos son una solución ante los problemas de tráfico en las horas pico. Y es que imagínese que usted está en la afamada Plaza Trafalgar del centro de Londres y quiere trasladarse a ver la Gimnasia Artística en North Greenwich, debe pagar “bajita la mano” 26 libras, algo así como 50 dólares, alrededor de 600 pesos, dependiendo del tráfico.
Lo curioso es que la gente hasta con más alto poder adquisitivo, opta por tomar el metro y la transportación pública en la capital británica. En las horas pico es común ver a los ejecutivos con su corbata, saco, gabardina y portafolios, al igual que las damas con su traje sastre, tomar el “tubo” (como se le conoce al metro) o bien hacer uso de la bicicleta para ahorrar combustible.
Nueva misión
Luego de haber ganado la Copa Panamericana en Ciudad Juárez con el equipo femenil “B” de los Estados Unidos, el entrenador Reed Sunahara tiene una nueva misión, la cual es obtener el boleto al mundial de Tailandia con la selección sub 18 de Estados Unidos.
Tras su arribo Sunahara se mostró emocionado por contar ahora con un equipo joven y una nueva oportunidad de demostrar su calidad como coach. También aprovechamos para platicar un poco sobre su visión en torno a los Juegos Olímpicos.
“Es un torneo difícil pero interesante para todos los equipos que han participado, incluido Estados Unidos, el nivel es alto y hemos visto que todos se prepararon fuerte”, comentó antes de que el equipo de las Barras y las Estrellas, liderado por su colega, Hugh McCutcheon se midiera a Rusia, la cual derrotaría a los norteamericanos en cinco sets en la rama varonil.
De Juárez a Londres
Otro conocido de las Copas Panamericanas es Claudio Pinheiro, quien hace un par de semanas se encontraba en Juárez y ahora figura como asistente de Ze Roberto Guimaraes con la selección femenil de Brasil.
En este equipo se encuentran jugadoras como Natalia Zilio y Dani Lins, quienes formaron parte de la selección alterna de 2008, previo a Beijing, y que estuvo en Mexicali. Lins y Natalia, ahora son parte del primer equipo brasileño, el cual sin embargo ha batallado en estos Juegos Olímpicos ante escuadras como Corea del Sur.
Las raices de chatón
Uno de los jugadores que ha atravesado por un gran momento desde 2011 con los Juegos Panamericanos y el mundial Sub 20 de Colombia es Jorge “Chatón” Enríquez.
El cora-cachanilla que abrió las acciones del partido contra Senegal tiene una historia singular. Enríquez nació en Mexicali, y se forjó como jugador en el sector aficionado en Nayarit e inclusive representó a esta entidad en torneos como la Copa Coca-Cola.
El mexicalense se trasladó desde muy temprana edad con su familia a tierras nayaritas.
A los 15 años debutó en tercera división con los Cañeros de Xalisco, Nayarit. A los 16 tuvo la oportunidad de ser visto por las Chivas rayadas de Guadalajara y dos años después con el primer equipo.
El “chatón” combina un gran palmarés en su joven carrera, además de un ilustre linaje futbolístico. Es sobrino de “Piche” Enríquez, Campeón con los Tecos a principios de los 90’, cuando Jorge apenas daba sus primeros pasos.
El resto es historia, pues su palmarés incluye el balón de Bronce en el Mundial Sub 20 de Colombia, una medalla de bronce en esta misma justa, el oro en los Juegos Panamericanos, el campeonato en el festival de las Esperanzas de Toulon, Francia, y ahora pertenecer a una selección que se ubica entre las cuatro mejores de los Juegos Olímpicos.
En pocas palabras, por sus raíces cachanillas, su arraigo nayarita y su distinción como jugador en las selecciones mexicanas en Panamericanos, Mundial Sub 20, Toulon y Londres 2012, sus hazañas redondean en un triple orgullo.
