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Vigente: memoria de Espino

•        Max León comparó a Héctor Espino con Hank Aaron.

Por Jesús Alberto Rubio.

Con guardias de honor, ofrendas flores y misas, en Chihuahua, Monterrey y Hermosillo ayer sábado se volvió a recordar la enorme figura de Héctor Espino en su 16 aniversario de fallecimiento.

Aquí en Hermosillo, por supuesto que con gran gusto acudimos a las nueve de la mañana de ayer ante su estatua ubicada en el inicio de la avenida que lleva su nombre, camino al Estadio Sonora donde esperamos que algún día la ubiquen, exactamente de frente a ese coso (que debería llamarse Héctor Espino) y no siga tan lejos como está actualmente y en despoblado con peligro de ser dañada.

El acto asistieron directivos y cuerpo técnico de los Naranjeros; el presidente y gerente de la LMP, Omar Canizales y Obiel Dennis, respectivamente, pero desafortunadamente vimos unos cuantos aficionados y representantes de la prensa, incluso, unos llegando tarde, tras que se habían ido los directivos.

Incluso, qué lástima, fuera del hijo de Adulfo Camacho, ¡ningún niño-peloterito invitado se vio en el homenaje…caray!

¿La razón?: quizá la invitación que hizo extensiva el Club Naranjeros apenas horas antes de su homenaje, la que de haberse hecho dos o tres días antes (no a un día), la asistencia hubiese aumentado y más por ser sábado en la mañana.

Y fíjese que gran detalle: Alfredo “El Yaqui” Rivera me presentó al compadre de Héctor Espino y doña Carmen Vázquez, el señor Alfonso Valenzuela Quiroz, de 82 años de edad y quien asistió al homenaje permaneciendo a un lado de los demás asistentes.

Omar Canizales

Luego de que el doctor Arturo León Lerma dio la bienvenida a los presentes, Omar Canizales ofreció el primer mensaje: “este es un evento que siempre va a ser muy significativo, como el seguir reconociendo la obra, la vida y todos esos récords que nos dejó; me llena de satisfacción que cada año recordemos su legado; se dice que una persona no muere si se le tiene presente.

Bueno, nosotros lo tenemos aquí con nosotros; sigue manteniendo su espíritu y persona cercana a Hermosillo, al beisbol mexicano y ojalá y no haya ningún año sin que dejemos de honrar su memoria. Muchísimas gracias por estar aquí con nosotros y a los Naranjeros de Hermosillo por cuidar siempre el legado de don Héctor Espino”.

Dr. Arturo León Lerma

“Gracias a todos ustedes por su presencia en este acto tan significativo para la historia de los Naranjeros y el beisbol mexicano porque estamos rindiendo tributo al más grande jugador mexicano de todos los tiempos. Y, afortunadamente, en el invierno, sus 24 temporadas las jugó con Hermosillo y por lo tanto es un ícono nuestro, además de que por sus hazañas y sus registros dejó una huella difícil de borrar.

En su trayectoria se caracterizó por su constancia y congruencia. Cuando una persona como él alcanzan la gloria y fama en el deporte y son congruentes consigo mismos y tienen la suficiente humildad para reconocerla y la modestia para expresarlo, las hacen algo que debe ser siempre recordada por las actuales y venideras generaciones porque realmente representan el deportista ideal.  Así deberían ser todos los que alcanzan renombre y la fama por sus méritos. Para Naranjeros Héctor es y seguirá siendo nuestro máximo representante, nuestro ícono al que siempre rendiremos pleitesía”.

Lo recuerdan sus compañeros

En la ceremonia también sus ex compañeros expresaron palabras en honor al No. 21:

Cornelio García, Maximino León, Armando Sánchez y Adulfo Camacho coincidieron en señalar que “la leyenda naranjera continúa dando batazos allá en el cielo”.

Los cuatro, con una noble actitud de respeto y admiración hacia su ex compañero en la franela Naranja.

Cornelio, quien el próximo 14 de octubre será entronizado en el Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México, dijo que “el legado de Espino continúa por sus enseñanzas y ejemplo; fue compañero mío y coach. En lo personal aprendí mucho de su experiencia y sin duda es uno de los más grandes que hemos tenido en el beisbol mexicano y no se diga en Hermosillo. Por eso hay un estadio que lleva su nombre y ahora este bulevar”.

Maximino León

Max León, uno de los grandes lanzadores en la historia de Hermosillo y quien llegó a lanzar en la década de los años 70´s con los Bravos de Atlanta, expresó su orgullo de haber sido compañero de Espino tanto como jugador y coach:

Y mire la trascendente que afirmó en torno al inolvidable cañonero: “Tuvo muchas similitudes con el legendario Hank Aaron. “No tengo duda de que Héctor hubiera hecho una gran carrera en las Ligas Mayores”.

Recordó que fue compañero de Aaron con los Bravos de Atlanta y aseguró que era muy parecida la similitud de ambos en su forma de ser como personas, y en especial en su bateo. “Espino le conectaba a cualquier pitcher y lanzamiento.

Por el Club Naranjeros, en la ceremonia también estuvieron presentes el gerente Juan Aguirre Contreras y la directora de relaciones públicas, Carla Bustamante; el coach J.J. Robles, el batboy de los Naranjeros Alberto “Camarón” Iñiguez y el lanzador Alan García.

También saludamos a Manuel Araiza, locutor de Radio Universidad; a Jesús Carranza y esposa (publicista); a Ana Elsa Flores y esposo Julio Maldonado, y su hija campeona en hipismo, Juliana. Por la Asocrodes, Oscar Burruel, un súper admirador eterno del “Niño”.

En Monterrey

En la capital neolonesa, al pie de la estatua de Espino en la explanada principal del Estadio Monterrey, también se le brindó homenaje póstumo.

Vamos al comunicado del colega José Isabel Anguiano:

La primera guardia de honor estuvo a cargo de doña Carmen Vázquez, sus hijos Héctor y Daniel, así como su nieto Héctor Espino y el presidente sultán Ing. José Maiz García, quien destacó en su mensaje al siempre bien recordado Supermán de Chihuahua.

Asistieron Felipe Montemayor, Ángel Macías, José Manuel Ortiz, el batboy Martín Martínez; jóvenes de la cantera regia como José González Cardona perteneciente a Rangers de Texas, Luis Pino a Gigantes de San Francisco, Alfredo Meza y Luis Serna de la Liga Rookie de la Academia “Alejo Peralta”; el manager de los Sultanes, Miguel Flores; Enrique Kerlegand y el Dr. Raúl Dávila Miranda que narró los andares de Espino en Tampico y luego en Monterrey.

También, Pepe “Monterrey” González, Jelipe Moreno y su porra, además el payaso animador “Pinolillo”; diferentes agrupaciones del beisbol y softbol femenil, los Cronistas, Club la Estufa, la nueva Asociación de Aficionados AFIBEIS y peloteritos de la división Challenger Anáhuac de Ligas Pequeñas.

Familiares de los asistentes, aficionados y medios hicieron una nutrida asistencia en una soleada mañana sabatina en el Palacio Sultán, que al terminar lo protocolario se quedaron en una sabrosa convivencia con el apasionante tema de Héctor Espino y el beisbol. Por la tarde Doña Carmen ofreció  una misa en el Santuario de San Judas Tadeo en la memoria de Don Héctor Espino y su hija Karla, quien falleciera dos años antes que su padre.

En Chihuahua

También en su tierra natal lo recordaron:

El reporte de Pedro Zavala nos dice que el Gobierno del Estado, la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte, a través del Instituto Chihuahuense del Deporte y Cultura Física, realizaron la Guardia de Honor en memoria de Don Héctor Espino González, a 16 años de su partida.

En la ceremonia se contó con la presencia del Lic. Luis Alfonso Rivera  Campos, director del Instituto Chihuahuense del Deporte y Cultura Física, acompañado por Mary Espino sobrina del “Superman” de Chihuahua, además de Iván Sánchez Lugo, Javier Porras Lugo, Javier Porras Arias, Federico “Champion” Flores, entre muchos otros.

Mary Espino, fue la encargada de dar lectura a una reseña de la trayectoria de quién es considerado el mejor beisbolista mexicano, también conocido como «El Supermán de Chihuahua», «Niño Asesino» o «El Rebelde de Chihuahua».

De igual manera, el personal del Instituto Chihuahuense del Deporte y Cultura Física, aficionados efectuaron también una Guardia de Honor.

Trayectoria de Héctor Espino

Retomemos “algo” de su legado:

Héctor Espino González, nació en la Ciudad de Chihuahua el 6 de junio de 1939 y falleció el 7 de septiembre de 1997, creció en la colonia Dale y desde temprana edad mostró hechuras para destacar como pelotero.

Brilló en el béisbol profesional mexicano en verano e invierno, sumando y acumulando diferentes records de productividad, temporada tras temporada.

Se desempeñó como primera base, aunque en sus inicios fue jardinero, debutó en la Liga Invernal de Sonora con los Yaquis de Ciudad Obregón un domingo 23 de octubre de 1960, durante un doble juego, pero la semana siguiente fue reclamado por los Naranjeros de Hermosillo que había sido firmado por Virgilio Arteaga «El Tigre de Reglas» y el primer número que uso fue el número 11, no el tradicional número 21, con quienes había convenido jugar ese año y permaneció el resto de su carrera en la pelota invernal.

En 1962 fue el Novato del Año de la Liga Mexicana de Béisbol jugando para los Sultanes de Monterrey al batear .358 con 23 jonrones y 105 impulsadas, líder junto con Alonso Perry.

Fue campeón bateador en 1964, 1966, 1967, 1968 y 1973 en verano; se coronó en cuatro temporadas como el mejor jonronero; remolcó 1,573 carreras; con 2,752 imparables, 453 de ellos cuadrangulares; acumulando un porcentaje de por vida de .335.

En invierno conquistó trece campeonatos de bateo, ganando en seis ocasiones el título de Jugador Más Valioso; en siete fue campeón de carreras impulsadas; 11 campeonatos de slugging; seis títulos de cuadrangulares, totalizando 299 en su carrera en el mencionado circuito invernal; empujó 1,097 carreras y compiló .329 de porcentaje de bateo.

En 1964 jugó 32 partidos con la sucursal AAA de los Cardenales de San Luis en Jacksonville, donde bateó para .300 con tres jonrones, pero se negó a regresar con la organización al año siguiente porque no recibió el porcentaje del pago que consideraba le correspondía por la transacción con Monterrey, cuya directiva encabezaba Anuar Canavati.

Entre las dos ligas, Espino conquistó 18 títulos de bateo, cinco en el circuito veraniego y 13 en el invernal.

En 1972 se inauguró en la ciudad de Hermosillo, Sonora, el estadio “Coloso de Choyal” con capacidad para 10 mil aficionados. En 1976 se cambió el nombre por el de Héctor Espino, en honor a la máxima figura de los Naranjeros de Hermosillo. Este nombre se mantiene en la actualidad. Posteriormente la capacidad del estadio se aumentó a 14 mil localidades.

Miembro del Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México desde 1985 debido a la gran cantidad de marcas establecidas en sus 24 temporadas en la liga de verano y la de invierno.

Cooperstown, el emblemático Salón de la Fama de Beisbol en MLB,  tiene una sección que homenajea el legado latino que se ha impuesto a base de grandes peloteros en todo el país norteamericano. Ahí, en un rincón, entre tanta gloria, reposa la franela que Héctor Espino utilizó. Debajo, una leyenda dice: “El Babe Ruth mexicano”.

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