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BEISBOL

AL BAT

Doping y tramposos

•        Karim, con cuadrangular, ahora fue el héroe en Culiacán; Mexicali también empató la serie www.ligadelpacifico.com.mx/

Por Jesús Alberto Rubio.

Caray, si en mi tiempo de pelotero cuando menos hubiese tenido a la mano las “espinacas” que consumía Popeye, fácil me habría convertido en una estrella-esteroide al menos en la pelota mexicana.

Qué chistocito, ¿no?

Ya en serio: tres excelsos colaboradores de Al Bat abordan con gran precisión al tema, vigente, en relación al consumo de sustancias anabólicos y más complicidades en MLB.

Dr. Vicente Arturo Carranza Fernández:

Mi Sangre… muy bueno el comentario e información de Luis Eloy Ramírez Cabrera y quiero comentarte lo siguiente…

En una de mis conferencias que expuse invitado por la Asocrodes, en temas del doping, recalco lo siguiente.

¿Por qué existe el DOPING en el Béisbol?

Pues simple y sencillamente porque se convierte en un factor externo para mejorar el rendimiento y en muchas veces, disminución de la preparación física, pues el pelotero cada vez tiene más exigencias de parte de los directivos, televisoras, comentaristas, prensa escrita y del aficionado, así como también de ellos mismos; alcanzar mejores estadísticas, para lograr jugosos contratos y otras prerrogativas, como por ejemplo; alcanzar el triunfo a conseguir, con el menor esfuerzo posible.

Hay que mencionar que el DOPING transforma a un individuo común en un súper hombre. Desde la infancia se le educa a la humanidad a estas doctrinas. Ustedes conocen la caricatura de “Popeye” que come espinacas y se transforma en un súper hombre, musculoso e invencible.

Yo creo que el DOPING ha sido muy publicado, así como su uso, pero pienso que al jugador, directivos, cuerpo técnico y demás dentro del béisbol no se les ha enseñado los efectos tan complicados en la utilización de sustancias prohibidas, que no sean controladas por un facultativo y lo refiero así por razones obvias de que hay sustancias medicamentosas de uso terapéuticos.

Debería haber más información científica y de historia ¿de por qué el Dopaje? Pues comprobado está que las prescripciones o las recomendaciones de aplicación, la mayoría de las veces las hacen quienes dicen tener experiencia de uso y no de conocimiento facultativo profesional.

Hoy en día ningún jugador, directivo, cuerpo técnico y Liga puede escudarse en que no estaban enterados de que sustancias son prohibidas para el desarrollo del deporte del béisbol.

Hay que mencionar que las contradicciones o demandas de Dopaje, no se saturan en información verdadera, ni hacia las partes involucradas, ni a la sociedad informante (periodistas, televisoras, radiodifusoras, etc.)

Creo que la enseñanza oculta la ignorancia y al hacerlo nace el respeto a los conocimientos, para no cometer errores en ti, ni en tus semejantes.

LA CEGUERA EN EL BÉISBOL (amateur y profesional) que se practica en todo el mundo es no ver o no detener la realidad.

El DOPING induce al abandono del entrenamiento. La presencia de la prueba de ANTIDOPING  motiva a la superación personal fisiológica normal dentro del deporte.

Los peloteros son los principales activos de un club de béisbol. No se pueden permitir los equipos perder a un pelotero estrella por 50 juegos en cuestión de dopaje, por ignorar las sustancias que dan positivo. Son cosas que se pueden prevenir.

La enseñanza elimina la ignorancia y, al hacerlo, nace el respeto a los conocimientos para no cometer errores en uno mismo, ni en nuestros semejantes.

Por ello creo, en lo personal y en lo profesional, que es imperativo que el jugador tenga asesoría profesional de un experto. Es obligación del pelotero el leer las etiquetas de las formulas, alimentos y sustancias, pero es también obligación de la Liga y de los equipos, contar con un experto en dopaje como asesor.

Así como hay médico familiar, contadores y abogados de la empresa, así debe haber un asesor facultativo del pelotero. Un experto en dopaje que conozca los contenidos de cada formula adquirida o prescrita por un doctor o no, y qué sepa cuáles sustancias están prohibidas y cuáles no.

Dentro de cada Liga o equipo en el béisbol mexicano debe haber un asesor, es decir, un profesional del tema que oriente al jugador. Todos y cada uno de los peloteros deberán tener el teléfono de dicho profesional, así como su correo electrónico, para localizarle siempre que se tenga necesidad de información.

Ello ayudará a proteger a los peloteros, pero también a que se protejan los activos de un club profesional. Ayudará también a crear una cultura de la responsabilidad. En cuestiones de DOPING positivo, el pelotero no puede decir que no sabía lo que estaba tomando y de esa manera declararse inocente.

La obligación del pelotero, como un PROFESIONISTA del deporte, es saber todo lo que ingresa en su cuerpo y vigilar los contenidos de cada medicamento o complemento que consume. Si una sustancia dopante ingresa al organismo de un pelotero, el propio pelotero es el principal responsable, aun cuando no supiera que había una sustancia dopante en lo que consumió.

En lo profesional, me he dedicado por muchos años a estudiar, orientar y promover el tema del DOPING en todas sus modalidades (prevención, pruebas, uso y abuso, así como su ciencia).

Lo he hecho, incluso antes de que el DOPING se pusiera tan estricto dentro del béisbol y, en mi experiencia, he aprendido que la información es la mejor forma de protección.

Por lo mismo invitó a las Ligas Profesionales de Béisbol, como son Liga Mexicana de Béisbol, y Liga Mexicana del Pacífico, así como demás agremiadas y los clubes que las conforman, a contar con un departamento a cargo de un experto asesor en materia de dopaje, en el cual se oriente y se informe a los peloteros sobre las sustancias que pueden consumir.

Invito, asimismo, al pelotero a informarse y a convertirse en el principal defensor y único responsable de su propio cuerpo.

En la actualidad el conocimiento del doping en el jugador de beisbol es mucho más amplio y se apegan a no caer en errores, se cuidan, pero existen muchas sustancias que dan (+) y a veces son sorprendidos sin conocimiento de haber tomado la sustancia dopada.

Aquí hay que agregar que las consecuencias de rebote de las sustancias dopadas son muy dañinas a corto y largo plazo en el organismo humano y por lo tanto los exhorto a tener cuidado y asesorarse siempre que quieran ingerir sustancias desconocidas…

Juan Emilio Batista Cruz:

Estimado Jesús, la mentira, la trampa, siempre serán rechazadas. Creo que la sanción moral a quienes se convirtieron en falsos héroes es muy correcta. Los grandes no necesitan doparse, no precisan de consumir esteroides para dar jonrones o batazos de todas las dimensiones.

Hay muchos ejemplos en este sentido, pero basta mencionar a glorias latinas que se recordarán por siempre: Roberto Clemente, Tony Oliva, Orestes Miñoso, Víctor Pellot, entre otros.

Lo natural, lo verdadero debe caracterizar a quienes se convierten en paradigmas para nuestros niños y jóvenes. Un no rotundo al dopaje debe ser el grito unánime de los que defendemos al béisbol verdadero, puro. Gracias por introducir el tema, querido amigo. Un abrazo.

Juan Ramón Sevilla Covarrubias:

En días pasados el reportero Bill Pennington, del New York Times, escribió un artículo con una airada crítica al Salón de la Fama del beisbol por motivo de que los excelentes (pero tramposos), jugadores Barry Bonds, Sammy Sosa y Roger Clemens no fueron aceptados en la primera votación al Templo.

El Sr. Pennington hace alusión a un libro escrito por Robert Cohen llamado “Baseball Hall of Fame or Hall of Shame?”. Ahí detalla como existe una larga lista de jugadores “fichas” con hábitos y costumbres reprobables fueron aceptados al Recinto sin ningún problema.

Bill menciona que entre tantos, había jugadores racistas, alcohólicos, tramposos, matones, drogadictos y adictos al sexo que fueron aceptados al Salón de la Fama.

Da ejemplos de jugadores como Ty Cobb, quien fue un racista notorio. Además, Cobb, junto con Tris Speaker estuvo involucrado en artimañas para “arreglar juegos”. Babe Ruth, como muchos sabemos, fue un alcohólico empedernido y un mujeriego. Gaylord Perry adulteraba las pelotas, Orlando Zepeda fue condenado por asesinato. Y así continua la lista.

Al igual que la mayoría de los temas, esto se presta para una polémica interesante. Indudablemente que para que exista polémica, debe haber puntos de vista y criterios opuestos. Al respecto, yo me encuentro con un criterio particular claramente definido que pongo en la mesa de discusión.

Mi criterio es el siguiente:

El Salón de la Fama debe estar constituido para darle crédito y reconocimiento a jugadores que tuvieron el mérito y talento deportivo respaldado con números para ser nombrados a dicho salón.

A diferencia de algunos otros deportes, el beisbol se presta con mucho mayor facilidad para realizar las evaluaciones por virtud de las estadísticas que se manejan. Sencillamente; “los números hablan”. Claro que muchos pueden argumentar que ahí se encuentra muchos que no lo merecen y no están algunos que sí. Pero esa polémica es materia de otra discusión.

A mi juicio, considero que lo que exponen Bill y Robert con respecto a la conducta o hábitos de muchos jugadores como Babe Ruth, en nada afecta lo que en el campo demostraron esos jugadores y el mérito que ellos tienen para estar en el salón.

Al contrario, me queda claro que si no fuera alcohólico y parrandero, Babe Ruth hubiera tenido números mucho más impresionantes. Caso contrario, como lo he mencionado reiteradamente, lo que consumían Barry Bonds, Sammy Sosa, Roger Clemens y la mayoría de los jugadores del beisbol en años pasados, si les daba una ventaja injusta, inaceptable y además ilegal.

No pueden tener el mismo mérito jugadores que pegan jonrones en campo de “moyotes”, que quienes los dan en normales. Esto fue visto de manera contunden e irrefutable al revisar los números de lo jonroneros como  Mark McGwire, Barry Bonds, Sammy Sosa, Alex Rodríguez y todos los demás antes de que José Canseco sacara a la luz pública esa verdad. En esos años “cualquier” pegaba 50 jonrones. ¡Vean los números ahora!

Activando la imaginación, qué harían jugadores como Ruth, que en lugar de alcohol, tomara esteroides, o Hank Aaron, Ted Williams, Roberto Clemente, etc., etc.

Algunos defensores de Bonds, Rodríguez y demás dirán que MLB jamás tuvo una política al respectos de HGM (human growth hormones), y lo cierto es que si lo hubo.

En 1991 el comisionado de beisbol, Faye Vincent, mandó un memorándum a todos los equipos señalando que el uso de los esteroides era ilegal.

Todos los teams y jugadores y el mismo comisionado se hicieron de la vista gorda.

No fue sino hasta el año 2020 en que José Canseco puso en vergüenza a todos los tramposos e hizo estallar la bomba y fue el principio del fin de los tramposos.

De alguna manera, Canseco fue el catalizador para acabar con estas costumbres injustas e inaceptables. Claro que los jonrones generaban ingresos para MLB, pero eso se llama corrupción.

Aprovechando el tema, bajo mi óptica, los números que en el campo generó Pete Rose (record de más hits), son mejores que muchos de los que se encuentran en el Salón de la Fama, y no está ahí.

Me queda claro que no existe consistencia en los criterios de inclusión al Salón de la Fama, pero si los hábitos admirables o reprobables deben tenerse en cuenta, habría que retirar a muchos que ya se encuentran. De lo contrario, debería estar ahí Pete Rose.

Lo que no debe estar en la mesa de discusión es aceptar números que se lograron por medio de trampa. Esa postura particular he mantenido y se reafirma ahora.

Para mi esos jugadores tramposos no sólo no deben ser “elegibles”, sino que sus números eliminados o de plano sus records, números y logros retirados de la misma manera que se le hizo a Lance Armstrong.

Efemérides de Alfonso Araujo:

http://www.facebook.com/pages/BEISBOL-E-HISTORIA/244380305594711

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