Vuelve El Titán
· Miguel Nichols y los Búhos de la Unison/1972.
· La presión sobre anotadores: Cesáreo Suárez.
Por Jesús Alberto Rubio.
Con empate a una carrera, “El Titán” González volvió a ponerse el ropaje de héroe al pegar decisivo cuadrangular (7) de tres carreras en la octava para apuntalar la victoria (5-1) de los Red Sox sobre los Chicago White Sox; además, impulsó cuatro para llegar a 50 en la temporada.
Adrián ahora promedia .288.
Paco Salazar:
Hola Amigos: Tarde completa en Fenway Park, miren:
– Regresa Kevin Youkulis en calidad de visitante con los White Sox. Recibe tremenda y emotiva ovación, jugador muy querido, no cabe duda. Inicia con hit y anota en error la que sería la única anotación de los patipálidos.
– Aparece por primera vez en la alineación en este 2012, el estelar jardinero Carl Crawford y debuta con hit. Días antes había reaparecido Jacoby Ellsbury. Falta ahora regrese la bujía de este equipo Dustin Pedroia.
– Adrián produce cuatro de las cinco carreras de Boston, las últimas 3 con tremendo jonrón en el cierre de la octava con dos en base para definir el partido que quedó 5-1. En la primera empató con sencillo.
¿Serán señales de recuperación de los Red Sox; se meterán en la pelea?
Ya veremos…
Ver este link con los principales videos de este juego.
http://mlb.mlb.com/mlb/gameday/index.jsp?gid=2012_07_16_chamlb_bosmlb_1&mode=video
Saludos cordiales.
Miguel Nichols Flores:
Alberto, en la foto del equipo del Ferrocarril que participaba en la de Segunda Fuerza de San Benito, el batboy es tu servidor.
El equipo era dirigido por Rubén «Chapito» Flores (QEPD), padre del “Tapón” Flores, extraordinario jugador de beis y soft (Navojoa) y miembro de aquella selección de Navojoa en la que participó Fernando Valenzuela en el estatal de beisbol de primera fuerza organizado por la Universidad de Sonora en 1977 en Hermosillo; don Rubén también es padre del doctor en ciencias, Rubén Flores, insigne maestro de matemáticas en nuestra alma mater.
La otra foto es de 1972, en aquel memorable partido contra Huatabampo en el estadio Manuel “Ciclón” Echeverría, de Navojoa, durante el campeonato estatal de primera fuerza y en la jugaste el jardín izquierdo y con tus batazos (dobletes) nos diste dos carreras con las triunfamos y pasamos a la semifinal.
En ese juego relevé tres entradas y no se me olvida porque el out 27 fue un fly que tu atrapaste (muy a tu estilo fresón).
Y por la noche de ese mismo día en la noche le lancé los nueve innings a San Luis Río Colorado (dirigido por Javier “Vitaminas” Espinoza), ganándoles cinco carreras a una, de nueva cuenta con tu oportuno bateo y gran fildeo, más un cuadrangular de “Ricardo “Bombillo” López (+), quedando todo listo para que el zurdo Guillermo Osorio arreglara al Agrario de Obregón y nos coronáramos campeones.
Recuerdo que el hospedaje que nos brindo la sede fue un aula de la preparatoria de la Universidad de Sonora en Navojoa (nos pegaron una friega los mosquitos rodadores)…que tiempos…de acordarme de esas jornadas de doce o catorce innings me duele el brazo…y no nos daban ni una aspirina siquiera…al menos buena comida si con doña Margarita…En otra ocasión te platico del transporte que nos trasladó de Peñasco a Sonoyta por cuenta de la presidencia municipal…UN DOMPE DE LA BASURA…
Te mando un abrazo Jesús.
Cesáreo Suárez Naranjo:
La presión también está sobre el anotador”.
Ese fue el título de un artículo de Tommy Morales, que salió en 1991, refiriéndose por una parte a la racha de bateo de Joe DiMaggio, en 1941, y por otra al juego que iba lanzando la «Coyota» Ríos, sin hit hasta la 9a. entrada, cuando Max Lanier sacó un batazo por donde estaba la «Ardilla» Hausman, y Fray Kempis había marcado hit.
En el caso de «El Yankee Clipper», dice Tommy que hubo momentos en que el anotador oficial no parecía que había acertado, cuando le acreditó un hit, lo cual podría haber roto la racha de 56 partidos. En lo de Daniel Ríos, Jorge Pasquel bajó muy molesto, para pedirle que debería rectificar.
Estoy hablando de esto porque recordé que en ese mismo 1991, ocurrió un hecho que hay que tener muy en cuenta para ver el criterio que emplea el «scorer» para juzgar si un batazo difícil puede ser calificado como «error» o como «hit», de conformidad con lo que establecen las reglas 10.05 y 10.13.
Dos meses después del artículo de Tomás, precisamente el 12 de septiembre de 1991, se dio un juego sin hit ni carrera, bastante extraño, pues en una jugada en que el batazo fue por el rumbo de tercera base, que cubría Terry Pendleton, este cargó hacia su izquierda, supuestamente para ir por la bola pero, a último momento, retrocedió, llegándole la rola al parador en corto, Rafael Beliard. Este pifió, y tal vez todos pensaban que a él se le cargaría el error. Pero el anotador, Mark Frederickson, se lo dio a Pendleton.
Esta decisión debió haber sido difícil para el anotador, pero se apoyó en el hecho de que la regla dice, claramente «que si un batazo es fildeable, y el jugador a la defensiva no hace debidamente por él, se le cargará un error».
Esta jugada, casualmente, la vi repetirse en un juego al que asistí en el campo «Miguel Alemán» de esta ciudad, hace dos semanas. Pero aquí debería uno ser menos exigente, pues el campeonato es entre jugadores de 50 o más años. Era lógico que no se decidiese a «entrarle» a la pelota – el tercera base (quien, además, está algo «gordito»). Y como ocurrió en el caso de Beliard y Pendleton, el parador en corto pifió la bola.
A mí me pasó, cuando actué como anotador oficial, alrededor de mes y medio, en la última temporada de los Azules de Coatzacoalcos, en 1983.
Resulta ser (el juego era nocturno) que la rola que iba sobre Larvell Blanks tenía todo para ser fildeada por él, máxime que ya se había colocado en posición adecuada. Pero, al último momento, le quitó la cara de la bola, y el batazo siguió hasta el jardín izquierdo. Sin dudarlo, le marqué «error».
Al día siguiente, me puse a platicar con él, pues quería saber por qué le había marcado «error» a un batazo que no había tocado. Afortunadamente cargaba conmigo las reglas, tanto en español como en inglés (en este último idioma estábamos platicando), y le mostré las reglas antes dichas.
Le pregunté, para estar seguro, si en su opinión, el batazo iba o muy fuerte, o muy lento, o si le había dado un mal bote. A todas respondió negativamente. «Lo que pasó» me dijo «es que una de las luces me deslumbró». Entonces le expliqué que en un box score no se pueden anotar los «supuestos», como el que me decía le había sucedido. Y, He aquí que sostuve tal decisión.
Días después, Altar Green, también con los Azules, dio un batazo de flay para el jardín izquierdo, que cubría Arturo Rubio, del Tabasco. La pelota cayó a escaso metro y medio adelante del jardinero, quien casi no hizo por ella. Y, como en el caso anterior, y apoyándome en las reglas citadas, le marqué «error». Pero, al día siguiente, Green SÍ estaba molesto, apoyado por Wilfredo Arano y Armando Barajas. Y les mostré, con el libro de reglas en la mano, que sí había aplicado correctamente lo dispuesto en él.
Donde sí me quedó duda -y lo acepto sinceramente- fue una rola que sacó Jack Pierce, entre primera y segunda (más cargado hacia esta última base). Esa almohadilla la cubría Francisco Martínez, jugador nativo de Coatzacoalcos. A mi parecer -y pienso que actué con toda la honestidad posible- al tocar la bola con el guante, había que marcar error.
Al día siguiente, al ir a recoger el «line-up» del día, Pierce me reclamaba, diciéndome que Francisco se había «quedado congelado» («he was frozen», según sus palabras en inglés). Tal vez, aquí sí, pude haberle robado un imparable a Jack. Pero esos son ¡los gajes del oficio!, mis estimados amigos. SALUDOS.
Las efemérides de Alfonso Araujo:
http://www.facebook.com/jesusalberto.rubiosalazar#!/pages/BEISBOL-E-HISTORIA/244380305594711
