MEXICALI, Baja California.- Luego de que en el 2012 se quedara con las ganas de competir en Olimpiada Nacional, el bajacaliforniano Dante André Maldonado Camacho regresó este 2013 para convertirse en el número uno de México, en el keirin Juvenil C.
Con ese resultado, además, de la medalla de plata que obtuvo en la velocidad por equipos, fueron suficientes para que Federación Mexicana de Ciclismo le extendiera la invitación a la preselección nacional, con miras al Panamericano Juvenil con sede en Aguascalientes en julio próximo.
El alumno de Maribel Díaz, en la Ciudad Deportiva, regresó orgullo de Olimpiada Nacional 2013, pero más, por el llamado a la preselección, con la cual tendrá una gira por Estados Unidos y Europa, donde se definirá la selección que estará en el Panamericano.
“Estoy muy contento, es un orgullo ser de la preselección mexicana, no lo esperaba pero con sacrificio todo se hace, ojalá que en la concentración me vaya bien para que sea selección mexicana.
“Quiero quedar en la selección nacional, es mi otra meta y espero cumplirla, es primera convocatoria, todos aquí me han apoyado demasiado, todos mis entrenadores y pues no queda más que agradecer a todos”, dijo el campeón.
Debido al evento internacional en puerta, Dante Maldonado está metido de lleno en los entrenamientos en la ciclopista de la Ciudad Deportiva, donde trabajará hasta fines de mes, antes de irse a la concentración y a la gira con la preselección.
A sus 16 años, Dante portaba orgullosos sus metales en su regreso a la Ciudad Deportiva, acompañado por sus amigos de equipo, entre ellos, el también medallista Ricky Salter, quien obtuvo el bronce.
“Estoy muy contento, hubo muchos sacrificios pero al final todo estuvo compensado, estoy muy orgulloso de lo que obtuve, no hay más que seguir adelante, seguir entrenando para seguir obteniendo estos triunfos”, señaló.
¿Qué pasó por tu mente cuando cruzaste la meta y sabías que tenías el oro?
“Al principio no me lo creía, es una experiencia demasiada bonita, no sé cómo decirlo, cómo explicarlo, es algo verdaderamente emocionante, ver a mis padres felices, a mis entrenadores, no tiene precio la verdad”.