DIRECTIVOS Y ENTRENADORES TIENEN POR EL SUELO AL FUTBOL
Por Jorge Gómez Torres
Los recientes acontecimientos en el futbol local, invitan a una reflexión sobre los objetivos que buscan los entrenadores, directivos, jugadores o padres de familia.
Ya lo platicamos en el programa Mexicalisport Radio con mis compañeros Luis Rodríguez y Memo Valero, el futbol local y en general con la mayoría de los deportes, los directivos están muy lejos de reunir el perfil adecuado para planear, organizar y difundir el deporte de las patadas.
Conocemos a muchos directivos con varios años encabezando ligas y otros que están de paso, mientras sus hijos hacen deporte, en cuatro o cinco años desaparecen porque el niño cambio de actividad o de plano dejó el deporte.
El nivel de los dirigentes es muy bajo y algunos al darse cuenta que se maneja dinero en algunos casos buscan hacer el negocio de su vida, por ello las pugnas entre grupos.
Sumado a esto, esporádicamente aparecen entrenadores que tienen conocimientos técnicos y metodológicos de enseñanza, al darse cuenta que no tiene un futuro económico, dejan los equipos y buscan otro tipo de trabajo.
Continuamente observamos encuentros de todos los niveles, en un medio triunfalista, el ¨entrenador¨, otros se dicen, ¨directores técnicos¨, sin tener una idea de qué significa esto, busca ganar partidos y el campeonato sin importar los medios.
La mayoría de los entrenadores, es el padre de familia, tío o vecino que alguna vez jugó futbol, otros ni siquiera eso, y reúnen con entusiasmo a los niños vecinos para llevarlos a jugar.
Sin embargo, las ligas no piden alguna capacitación mínima a sus entrenadores y cualquier persona se pone a un lado de la cancha para dar indicaciones a los futbolistas, entendiendo que su labor principal es motivarlos a que ¨le echen ganas¨, gritándole al árbitro cada vez que cree que le perjudican, o a sus jugadores ¨péguenle bien o no sean llorones¨.
La gota que derramó el vaso fue una reciente bronca entre padres de familia de los equipos España y División del Norte de la Liga Menor Urbana, protagonizando una riña donde hombres y mujeres llegaron a golpearse.
Las porras han subido de color, algunas mofándose de los contrarios, otras ensalzando la hombría de los niños y la mayoría protestando las decisiones del árbitro como si conocieran las reglas.
Es tiempo que no sólo la directiva de la Liga Menor Urbana, sino todas, incluyendo las de adultos, establezcan un reglamento de disciplina y juego limpio para mejorar el entorno donde miles de futbolistas se desenvuelven cada semana.
Es su obligación, si no pueden que se vayan, así de claro.