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AL BAT

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“La Maldición de la Cabra”

 

Jesus rubioPretemporada de MLB: cuarto jonrón de Yasiel Puig; Fernando Salas salva su primer juego; todo listo para el juego dominical Rockies-Diamondbacks; Miguel Cabrera ahora luce como primera base de los Tigres de Detroit…

 

Por Jesús Alberto Rubio.

 

Dicen que recordar es vivir… ¿será?

 

Ayer, que abordé el tema de que Marineros y Nacionales no saben lo que es estar en una serie otoñal, de inmediato me llegó a la memoria, como parte del riquísimo anecdotario, que los Cachorros de Chicago no han ganado un clásico de tal naturaleza ¡desde 1908!

 

Y es que esta historia es fascinante, verá:

 

Fue aquel año en que un tabernero, Billy Sianis, inmigrante griego, furioso porque no le permitieron ingresar al estadio con su cabra, vociferó que en el Wrigley Field, jamás se volvería a ganar serie mundial.

 

Así fue como nació “La Maldición de la Cabra”.

 

En 1908 los Cubs se coronaron bicampeones –el primero de MLB en lograr dos banderines consecutivos– ante los Tigres de Detroit, impulsados por su manager–primera base, Frank Chance, quien fue el líder bat del clásico con .421.

 

Los Cachorros de aquella romántica época representaba para el béisbol uno de los grandes equipos de Ligas Mayores, ganando 4 banderines de circuito (LN) en 5 años (1906,1907, 1908 y 1910).

 

¡De 5-4!

 

En 1906 fueron al clásico mundial ante Medias Blancas –la primera en una misma ciudad, pero cayeron 4-2.

 

Al siguiente, en 1907, cuando establecieron la marca de la época de 116 triunfos, de nuevo asistieron al clásico otoñal y entonces si se coronaron ante los Tigres de Detroit.

 

Triunfaron con todo y que Detroit contaba con Ty Cobb, quien había sido el campeón bat de la Americana con .350 y 116 producidas, además de estafarse 49 bases. Sin embargo, en esa confrontación  sólo pegó cuatro hits (un triple entre ellos).

 

Después de lograr el bicampeonato de la Nacional, volvieron en 1910 ante los Atléticos de Filadelfia y luego en 1918 contra Boston, cayendo en ambas ocasiones en 5 y 6 juegos, respectivamente.

 

Boston, en esa década, era amo y señor de la pradera, con un jovencito que pichaba, bateaba y sonreía a todo mundo lleno de felicidad: Babe Ruth.

 

Luego, volverían a ese escenario del clásico de las hojas muertas en 1929, ante los Atléticos; 1932 frente a los Yankees; 1935 contra los Tigres; 1938 de nuevo ante NY y finalmente, en 1945 disputaron el anillo mundial a Detroit.

 

Vayamos a la historia del 45:

 

Esa vez estuvieron cerca de la gloria, pero Hal Newhouser les ganó el séptimo decisivo 9-3 y adiós.

 

Dice la leyenda –no faltan en el béisbol– que el dueño de un bar, William Sianis, acudió a un partido de ese clásico llevando a una cabra como mascota.

 

Aparentemente, el animal despedía semejantes olores que las quejas del público terminaron por provocar que Sianis fuera expulsado del estadio. A lo que él contestó: “nunca más ganarán una Serie Mundial”.

 

Después de ese año, los fanáticos de esta escuadra han soportado la caída de 1969 cuando a seis semanas de terminar el rol iban de líderes sobre los Mets, los que después de despachar a los Bravos en lo que fue el primer play off del nuevo sistema, se fueron al clásico para sorprender con su “Milagro” ante los favoritazos Orioles de Baltimore.

 

Luego, en 1984 ante el play off contra los Padres perdieron tres duelos al hilo para quedarse con las ganas de la Serie Mundial y, finalmente en el 2003, cayeron en el séptimo ante los Marlins, que serían los campeones mundiales ante los Yankees de NY.

 

¿Recuerda esa serie en donde un joven fanático le quitó un out a Moisés Alou sobre la barda del izquierdo para que después apareciera “La Maldición de la Cabra”?

 

Bueno, los Cubs pasaron a la final de la Liga Nacional luego de vencer a los Bravos de Atlanta, y parecía enfilar a la Serie Mundial, hasta que una serie de inesperados acontecimientos en el octavo inning del sexto juego, mató sus esperanzas.

 

Los Cachorros, en ventaja de 3-2, lideraban el juego 3-0 y necesitaban de un solo triunfo para avanzar a la Serie Mundial.

 

Entonces vino la debacle:

Luis Castillo bateó un elevado de foul. Un aficionado trató de tomar la pelota, evitando que fuera capturada por el jardinero izquierdo Moisés Alou.

 

Castillo terminó recibiendo la base, y un error del paracorto Alex González en una rola de rutina para dobleplay, desencadenó racimo de ocho carreras, que dio a los Marlins ventaja insuperable.

 

Florida se impuso en el juego decisivo 9-6, y más tarde derrotó a los Yankees, en la Serie Mundial.

 

Caray, “La Maldición de la Cabra”.

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