WROCLAW, Polonia, Septiembre 12, 2014 – Glenn Hoag es uno de los veteranos mundialistas del voleibol, al ser la edición 2014 su tercera de manera consecutiva en su carrera como entrenador del equipo de Canadá, aunque este no es el caso de su hijo Nicholas, quien debuta en una competencia de alto nivel como ésta.
Con sólo 14 partidos internacionales en su palmarés al iniciar su participación en el mundial de Polonia, el joven Hoag está provocando un impacto formidable como atacante y también contribuyendo con el éxito de su equipo en la primera mitad del torneo.
Nicholas, con sólo 22 años, es actualmente el tercer mejor anotador del campeonato mundial, al promediar 57.88 de efectividad, detrás del alemán Denys Kaliberda (57.94) y de su compatriota Gavin Schmitt (57.66).
“Estoy muy contento por él al estar aquí, por que ha podido contribuir de esa manera”, indicó Glenn. “Cuando él era más joven le enseñé que el deporte se trata de diversión al mismo tiempo que compites”.
El entrenador veterano que jugó en los Olímpicos de 1984, cuando Canadá finalizó en cuarto lugar en el torneo de voleibol, resaltó los valores que deja el hecho de practicar algún deporte.
“El deporte es grandioso, por que te mantiene feliz, especialmente cuando lo practicas en conjunto”, mencionó el dirigente. “Y es fantástico ser parte de un torneo tan grandioso como este, y para mí mucho más al tener también a mi hijo”.
La familia Hoag no es sólo la única que cuenta con un dúo de padre e hijo en el torneo. Previamente en la ciudad de Wroclaw, Jon Uriarte, quien es entrenador de Australia, y su hijo Nicolás, acomodador de Argentina, se enfrentaron el uno a otro.
Desde luego, la combinación más famosa entre padre e hijo en el voleibol ha sido la protagonizada por el entrenador Bernardinho y Bruno, acomodador de Basil.
Pero, ¿qué es lo que opina Glenn Hoag sobre este tipo de relaciones en un equipo?
“Para mi, obviamente lo que importa es cómo funcione el equipo, por encima de todo, si el funcionamiento es bueno, esa situación no cambia mucho para mí. Nicholas es un jugador normal, pero también es bueno para nosotros como familia, por que no pasamos mucho tiempo juntos durante el año, así que es la oportunidad de compartir un poco más ese tiempo, es algo bueno que se da de manera adicional
a mi trabajo”.
Nicholas agregó: “Es algo especial. Siempre fue mi sueño jugar para la selección nacional y ahora se hace realidad. Los dos tenemos en claro cuál es la diferencia entre las cosas dentro y fuera de la cancha – en la cancha él es mi entrenador, así que no hay diferencia con el resto de los jugadores, pero al final de los partidos es mi papá y hablamos de otras cosas”.
Así como cada moneda tiene dos lados, el padre explica que lo más difícil de ser una familia de voleibolistas se relaciona cuando se trata del aspecto deportivo.
“Cuando estás educando a tus hijos, siempre tratas de hacer las cosas lo mejor posible y tú eres responsable de lo que serán o harán posteriormente ellos”, dijo Glenn. “Para mi, la parte más difícil fue la parte relacionada con el voleibol – el enseñar y entrenar contribuyó con el éxito del equipo y Nick mejoró también en muchos aspectos.
“No importa que sea mi hijo. Él ya no es un niño, pero puede obtener cualquier tipo de ayuda de mi parte si la pide. Tratamos de manejar nuestra relación de una manera profesional”, agregó.
Nick es un jugador muy joven, por lo que es fácil para el recapitular la manera en la que inició su aventura en el voleibol.
“Me encontraba siempre cerca de mi papá en el gimnasio cuando el entrenaba, pero él nunca me forzó a jugar voleibol. El siempre me motivaba a jugar otros deportes, y dedicarme al voleibol fue decisión mía. Comencé a jugarlo cuando tenía tan sólo siete años, pero también acostumbraba hacerlo un poco antes”.
El voleibol desde luego no lo es todo en la familia Hoag. Cuando las selecciones nacionales de Canadá terminan con su temporada, no tienen mucho tiempo para pasar juntos.
“Me gusta mucho la caza y la pesca”, dijo Glenn sobre sus aficiones fuera de temporada. “Nicholas no es muy aficionado a eso”, mencionó riendo mientras su hijo lo confirmaba. “Creo que no compartimos otra pasión o hobby, pero regularmente traemos algún recuerdo de nuestros viajes”.