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Jorge Gómez

JUEGO LIMPIO

Convivir durante un par de horas con dos olímpicos mexicanos, un ex presidente de la Federación de taekwondo y un ex director del Instituto de la Juventud y del Deporte, ahora INDE, no es de todos los días.
Sus vivencias a lo largo del deporte, expresadas en ¨corto¨, sus recuerdos, tristezas, alegrías, triunfos y decepciones, luchando siempre en contra del sistema, imponiéndose a sus rivales, pero también a directivos inmorales, -por decir lo menos-, es una experiencia única.
Carlos Mercenario, un tipo sencillo, sin poses, ganador de la medalla de plata en los 50 kilómetros de marcha en los Juegos Olímpicos de Barcelona, España, en 1992, donde también participó en sus primeros Juegos Olímpicos la mexicalense Denisse López Sing, en gimnasia, convive con un grupo de mexicalenses rodeados de la clásica comida ¨china¨, invitado por su amigo Adrián Carrascosa, ex director del deporte en el estado.
Frente a él, el ahora robusto, Carlos Girón, saborea varios platillos sin ningún rubor, y de manera desenfadada le pone sabor a la plática, impone su estilo divertido y los lleva a tocar temas desde los más triviales hasta los más serios.
Se va de un tema a otro sin respiro, los directivos corruptos enquistados en Federaciones, la obesidad en nuestro país, la ausencia de acuerdos entre los directivos de mayor nivel, las posibilidades de las medallas olímpicas de México, mucho deporte y poca cultura física, y la necesidad de establecer una cultura nacional del deporte a la que millones de mexicanos están ajenos.
Se cuestiona todo, ellos que cambiaron su vida como mexicanos al ganar una medalla olímpica, saben que han pasado 32 años desde la medalla de Girón en Moscú en 1980, en trampolín de tres metros y las cosas no han cambiado mucho.
Su decepción es mucha, pero también nos hablan de esfuerzos diarios, de horas, días, semanas, meses y años de entrenamiento frente a una fosa de clavados, donde un puñado de entrenadores mexicanos han logrado el mayor número de clavadistas clasificados en unos Juegos Olímpicos en Londres.
¨El mérito es de los entrenadores –apunta- Girón, no de la Federación¨, ¨sí, responde Beltrán Ramonetti, el presidente con el que el taekwondo se consolidó en México, pero hay presidentes que ayudan más no estorbando¨, y tiene razón, él, que conoce a la perfección los vericuetos del ¨sistema mexicano del deporte¨.
El caso de Carlos Hermosillo, el ex futbolista que sin ninguna preparación académica, ni profesional se hizo cargo de la Comisión Nacional del Deporte, y que debió ser renunciado por el presidente Felipe Calderón.
Un caso de desdén de los políticos al deporte, a la cultura física, a la recreación, a la diversión y salud que proporciona la actividad organizada o improvisada, el juego mismo, en un país con problemas, tan necesitado de un poco de diversión y olvidarse de las angustias, aunque sea, durante lo que dure un juego de voleibol, una caminata o un paseo en bicicleta.

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