Por Jorge Gómez
Los directivos, entrenadores y delegados en el futbol infantil deben analizar a dónde van?.
Las ligas infantiles y juveniles de futbol que promueven su práctica en la zona urbana de nuestra ciudad son: Liga Elite, Liga Menor Urbana, Liga Menor Oriente, Liga Menor Poniente, Liga Municipal y Liga Premier.
A lo largo de los años, escuchamos historias de equipos exitosos, ganadores, con jugadores que apantallan pero a los tres o cuatro años dejan el futbol, sometidos a una presión por “ganar y ser los mejores”, según los “alineadores”, que no entrenadores, mucho menos directores técnicos como algunos se proclaman.
Los presidentes de estas ligas son: Manuel Peregrina Verdugo (Liga Premier), Felipe Hinojosa (Municipal), José Luis Castro (Elite), Rómulo Gámez (Menor Urbana), Jorge Enríquez (Menor Oriente) y Jorge Arredondo (Menor Poniente), y en ellos está promover el cambio.
Ellos y los directivos que les ayudan, deben reflexionar para qué están y su autoridad utilizarla para hacer cambios en las Ligas.
El futbol es un deporte de equipo pero al mismo tiempo, el talento individual debe ponerse al servicio de los compañeros en el beneficio colectivo.
Ahí está parte de su magia, que lo hace tan popular y que cualquier niño puede jugarlo con más o menos técnica o habilidad.
Los directivos y los “entrenadores”, pueden analizar algunas experiencias que utilizadas en las escuelas de futbol de Europa, donde se preocupan más por la enseñanza técnica y física de los futbolistas que por ganar trofeos a temprana edad.
Adecuar las dimensiones de los campos. Hemos visto como pequeños de 11 y 12 años, juegan en terrenos de canchas oficiales debiendo realizar recorridos largos para tener contacto con la pelota.
Ante la falta de entrenamientos de la mayoría de los equipos, el sitio para crecer técnicamente es el día del partido.
Si en un campo para adultos, ponemos a jugar a niños menores de 13 años, el jugador tocará la pelota en un promedio de 20 a 25 veces, dependiendo de la posición.
Pero si el espacio es menor, los recorridos son menores, podría llegar a 35 o 40 toques.
Otro punto es reducir el número de jugadores: existen programas de enseñanza donde el número de jugadores es menor a 11 en las divisiones de 13 años y menores.
Ahí están los libros, videos por internet y estudios para adaptar el número de jugadores por categoría, así como el tamaño del campo.
Con menor número de jugadores y un terreno adecuado, los pequeños tocarán la pelota en mayor número de ocasiones, incluso, tendrán más oportunidad de disparar a gol.
Por ello, existen en escuelas europeas el futbol de cuatro contra cuatro, cinco contra cinco, seis contra seis o siete contra siete, de acuerdo a sus edades.
Ganadores y perdedores
Otra propuesta que puede ser interesante es el de abolir los juegos con resultados de ganadores, empates o perdedores.
Una gran cantidad de niños en las edades desde los 5 a los 9 años dejan el futbol y son sometidos al stress por sus entrenadores y padres, con las exigencias de que “vamos a ganar, somos los mejores, o el clásico no se dejen”.
Dejémonos de presionar a los futbolistas y las categorías Biberón, Escuelita y Estrellita, hagámoslas formativas y no competitivas.
A partir de la Infantil, con niños de 11 y 12 años, pueden entrar en fase de competencia, pero dentro del reglamento –sin cachirules- y de resaltar el esfuerzo colectivo al individual, olvidémonos de premiar al goleador, al más valioso del juego o al mejor portero, hasta una etapa de edades mayores.
Por lo menos, aplicar la regla de “nocaut”, si un equipo lleva una ventaja de 6 goles a los 5 minutos del segundo tiempo, parar el encuentro por amplia superioridad.
El apabullar a un rival no ayuda ni al que pierde ni al que gana con tal diferencia en el juego, así evitaríamos goleadas de 9 ó 10 tantos, que para algunos niños y padres de familia los desmotivan –al no poder asimilar un revés- por esa cultura “ganadora” que tenemos en nuestra sociedad.
El ejemplo está en algunas Ligas de beisbol, donde el encuentro finaliza cuando un equipo toma una ventaja definitiva.
No perder de vista que el objetivo del juego es divertirse, disfrutar la actividad, aprender, superarse a sí mismo y socializar, que son algunas ventajas que nos ofrece el futbol.
Los entrenadores, “alineadores”, padres de familia y directivos, son una comunidad que debe tomarse un respiro, revisar lo que se está haciendo en el futbol local, y desde ahí tomar decisiones en beneficio de los niños y niñas que adoran el futbol.
Es responsabilidad de todos y no de unos cuantos.