Al Bat
¿Para cuándo, señores…?
Por Jesús Alberto Rubio.
De carácter urgente le tengo dos opiniones sobre el tema, hoy vigente, del abandono en que nuevamente está la malograda estatua de Héctor Espino.
Incluso hay quienes ya opinan que debe haber movilizaciones/acciones concretas de protesta y presión para que se dé una respuesta a la demanda de su restauración y traslado al estadio Sonora.
Imagine eso.
Heriberto Corral Romo, desde Mexicali, nos dice: Jesús, buenos días: Te mando un comentario de un paisano empalmense de aquí de Mexicali con respecto a la nota de la estatua de HE.
Independientemente de toda esa porquería que están haciendo con la estatua, TODOS los sonorenses radicados en Mexicali estamos indignados con lo que está pasando con la estatua del máximo ídolo beisbolero de México y que afortunadamente se hizo hijo adoptivo de Sonora.
Sus grandes hazañas las disfrutamos con intensidad, en vivo y a todo color… tal vez el olvido se debe a que las nuevas generaciones ni siquiera supieron quien fue HE, pero para eso está la prensa, los historiadores, los dirigentes del deporte, para dar a conocer quien es quien en el deporte… que las hazañas de nuestros ídolos deportivos sigan conociéndose… máximo en este caso de Espino que sus records ahí están, por cierto ¡muchos de ellos difíciles de superarlos!
Esperemos que de inmediato se coloque la estatua en el lugar adecuado y protegido, pero dentro del nuevo hogar de los Naranjeros.
En BC, los sonorenses queremos que el monumento a Héctor Espino este en el lugar adecuado y protegido. ¡Es todo!
Y bien, si no tienen la intención o recursos (?), ¡Que lo digan!
Gustosamente pagaría los gastos para mover al Superman de Chihuahua a su nuevo hogar, el estadio Sonora. ¡Nomás digan!
Te saludo con afecto.
Estatua vandalizada
Enseguida, Rafael Rentería, delegado de la Asocrodes en Hermosillo, también apuntó en su prestigiada columna VOZ SPORT: Cuando los vándalos se meten en la cabeza hacer de las suyas ya no respetan ni cosas de sus familiares o religiosas. Y ni que decir de reliquias que son muy valiosas para el deporte y para la ciudad de Hermosillo en sí como la estatua de Héctor Espino González.
Está de más decir quien fue este legendario jugador de beisbol hace ya muchos años en nuestro país y considerado el mejor beisbolista que ha tenido México.
La noticia del porque su nombre está de nueva cuenta en boca de toda la comunidad hermosillense, es porque la imagen que se edificó en su honor y que se instaló en el bulevar Colosio Final ya hace varios años, ha sido vandalizada de nuevo y a cómo va, en poco tiempo no quedara nada de ella.
En varios de comunicación locales se ha dado a conocer esta lamentable noticia, tomando en cuenta que esa estatua representa la viva imagen de un pelotero histórico y que es muy querido aún por miles de aficionados al beisbol, por todo lo que hizo con Naranjeros y por la calidad de persona que fue en vida.
A esa efigie ya le robaron las 13 placas que representaban sus campeonatos de bateo, los plafones de la base ya están quebrados, varios bats que adornaban la figura y otras cosas negativas más.
Lo que da más coraje es que quien realiza este tipo de fechorías vende esos artículos por unos cuantos pesos y su valor real es mayúsculo tomando en cuenta el nombre de don Héctor Espino.
Lo hecho ahí está y ahora queda que las autoridades del deporte en el estado, y el mismo ayuntamiento puedan hacer un plan de restauración y rescate de esa representación del también conocido como Superman de Chihuahua, para ya sea ponerle mayores protecciones al sitio donde se encuentra actualmente o moverle de sitio y que mejor lugar creo yo que por fuera del estadio Sonora.
Si nos vamos a otros extremos, entonces la podrían regresar a su lugar original: el ya extinto parque de beisbol Héctor Espino ahí en la colonia El Choyal.
De su estancia actual al Estadio Sonora son unos pocos kilómetros, por eso al menos un servidor no vería nada mal que se reinstalara y la misma vigilancia de ese parque de beisbol pueda cuidar también esa estatua de una de las máximas figuras deportivas que aunque no nacieron en Sonora, son considerados más sonorenses que muchos.
Si en algo la misma comunidad deportiva local y la sociedad civil hermosillense podemos contribuir con las autoridades para realizar alguna acción pronta y de recuperación de esa imagen representativa de uno de los más grandes deportistas mexicanos de todos los tiempos, creo que tendría eco rápido en pro de seguir contando y en buenas condiciones, con esa imagen que sólo al verla representa una sola palabra: beisbol.
Sólo 18 triunfos
Amigo y colega Cesáreo Suárez: nadie ha ganado 20 partidos en una temporada regular en nuestra pelota invernal de la LMP.
La máxima cifra ha sido 18 y ésta corresponde a Miguel Sotelo.
Fue en la campaña 1961-1962 de la entonces llamada Liga Invernal de Sonora cuando con Hermosillo estuvo colosal al imponer récord con 18 victorias, 13 de ellas en forma consecutiva.
Esa ocasión acumuló siete blanqueadas y una seguidilla de 44 episodios sin permitir anotación, haciéndose acreedor sin lugar a dudas al título de Jugador Más Valioso del circuito por segundo año consecutivo.
Y es que, una temporada antes, Sotelo tuvo un record impresionante de 17-3 y un porcentaje de 1.95 en carreras limpias admitidas.
Obviamente, con Sotelo en el pitcheo y Espino en el bateo, esos dos años Naranjeros de Hermosillo fue un formidable bicampeón.
En lo general, si hablamos de pitcheo, sabemos que ya muy lejos quedaron aquellos tiempos en que era común para un pitcher terminar lo que empezaba.
Por ejemplo, en la temporada 1964-65 Horacio Solano consiguió un récord que sigue vigente: 20 juegos completos.
Más adelante se dio una marca bastante complicada de igualar, en el ciclo 1983-84 Eleno Cuen llegó a completar ¡18 juegos seguidos!
Bueno, y si de registros históricos de por vida en nuestro circuito invernal, ahí tiene usted la increíble marca de Vicente Romo (182 victorias), que todo indica quedará para la posteridad.
Además, tiene el mejor porcentaje de efectividad (2.38) y el de ponches (2,038).
Para que le digo que no si sí.
