Ruth y Bragaña
Por Jesús Alberto Rubio.
Por su trascendencia en el tiempo y la historia del beisbol, en especial por sus dos grandes protagonistas, Babe Ruth y Ramón Bragaña, hoy con gusto les comparto la excelsa colaboración de Jesús Varona:
Más que interesante, verá:
El beisbol es sin duda un juego complejo y también se tienen registros de circunstancias de la organización humana que han contribuido a hacerlo más difícil, como por ejemplo en la etapa comprendida entre (1876-1947, de discriminación racial) donde no pudieron desplegar sus amplias habilidades deportivas en este deporte jugadores afroamericanos de todas las regiones.
Los cubanos en este aspecto disfrutaron de una pléyade de beisbolistas de esbelta talla como Martín Dihigo Llanos, Cristóbal Torriente, José de la Caridad Méndez, reconocidos a destiempo y que figuran en el Hall Fame de Cooperstwon hoy, pero quedando muchos sin reconocimiento.
Puedo citarles a Alejandro Crespo, Lázaro Salazar, Ramón Bragaña, Silvio García, Pedro Pagés, Lorenzo y Adolfo Cabrera, René Candelario González, Santos «El Canguro» Amaro. Antonio «Tony» Castaño, Avelino Cañizares, etc.
Estas circunstancias, sin duda están atenuadas por el reconocimiento en Salones de la Fama del área del Caribe, especialmente de México, pero sin duda las desigualdades se hicieron presentes en estas acciones y omisiones.
Por ejemplo en la visita del eximio ex-jonronero y ex-lanzador, de La Gran Carpa, George Herman Ruth, «El Bambino», traído como atracción máxima a la tierra Azteca por Jorge Pasquel.
Se hizo presente la dificultad en la actuación efectuada la tarde, del 30 de mayo de 1946, que a la postre resultó extraordinaria para los fanáticos que acudieron al Estadio capitalino.
Pasquel estaba en lo mejor de su empeño por poner a su país a jugar un beisbol con el grado nivel de las Grandes Ligas norteamericanas ofreciéndoles mejores honorarios que los de la MLB y consigue con este gesto que varios peloteros de ese circuito dieran el salto sobre la frontera de norte al sur del Continente.
Entre estas luminarias estaban: Salvatore Maglie, Luis Rodríguez Olmo y Roberto Ortiz, entre otras.
En esa época, Jorge Pasquel pensaba y pasaba 24 horas al día en el béisbol, razonando en cómo llevar a México a este grado.
Por eso insistía en la idea de presentar a George Herman Ruth, el «Babe», quien se había retirado once años antes, a comienzos de la temporada de 1935 dejando una hoja de servicios formidable y despachando los últimos seis cuadrangulares de su carrera de bigleaguer luciendo el uniforme de los Bravos de Boston ya constituido en Slugger Leyenda de la Pelota Norteamericana.
Con 22 temporadas en la Gran Carpa con 714 jonrones, con un average de por vida de .342, además, previo actuó en la MLB como excelente Pitcher: 94-46 y 2.26 de ERA.
Con esta tarjeta de trabajo se presentaba ante el público mexicano, del brazo de Pasquel, éste en su sueño excéntrico.
Hay que apuntar, también, que otras Estrellas del Big Show rechazaron esta propuesta y prefirieron continuar en la MLB.
Cuando «Babe» Ruth, llega a la a tierra Azteca contaba ya sus 51 años de edad y aparentemente gozaba de Buena Salud. No presentaba ninguno de los síntomas del cáncer en la garganta que agotó su vida 27 meses más tarde, el 16 de agosto de 1948.
Pasquel, convenció al «Bambino» Ruth, para que hiciera algunos Swings, con la idea de que sacara la Bola del Parque, en obsequio y dicha de los espectadores que asistirían y a la vez elevaría su prestigio; piedra de toque sin duda alguna dentro del espectáculo.
La equivocación estuvo en escoger al pitcher que le sirviera los lanzamientos al Hombre Gloria. Fue seleccionado para esa tarea el cubano Ramón Bragaña Palacios, entonces de los Azules del Veracruz, con el objetivo de lanzarle sin malicia y así lograr una feraz práctica de bateo.
Pero en esta acción se obviaron las características de carácter del candidato antillano y las heridas todavía abiertas que el racismo había trazado en la conciencia de este excelente tirador, pues aún corría la etapa del famoso ‘Pacto de Caballeros” (1876-1947).
Bragaña, ni corto ni perezoso, comenzó a dispararle rectas de humo de su abundante arsenal que eran INVISIBLES para el otrora Jonronero icono del Big Show norteamericano y del Beisbol Mundial.
Pasquel, muy enojado y con sus razones personales, hizo bajar a Bragaña del BOX y ordenó que lanzara otro serpentinero correspondiéndole la misión ahora al mexicano Alberto Romo, con instrucciones de ponerle la bola casi en el Bate al famoso ex-jugador…
Con esta acción ya el viejo Slugger se vio más comodo y capaz de hacer reaccionar en su favor a los expectadores, los que gritaban jubilosos en los Graderíos cuando «El Bambino» rechazaba con fuerza las bolas, especialmente una que pasó sobre la barda a más de tres metros de altura, en los jardines.-
Ramon Bragaña llegaría a ser figura de Leyenda del Beisbol señaladamente en Cuba y México e inducido al Salón de los Inmortales mexicano en 1964, con 211 Triunfos, con varios Records en su haber.
Llegó a ganar 30 desafíos en una Temporada con El Veracruz (1940), con ERA de 2.58.
Había llegado a México en 1927 con los famosos «Cubans Starts» y en varias oportunidades se había impuesto a Conjuntos del Big Show.
Inducido al Salón de la Fama de Cuba, en 1958, antes de la suspensión del profesionalismo en la Isla en 1961, hizo de la tierra Azteca su segunda patria.
Este hecho, anteriormente narrado con la presencia de Babe Ruth, fue muy comentado en Cuba y no fue comprendido en su momento por Aficionados y Prensa en general, siendo motivo de inquietud deportiva por parte también en su momento, del que hace estas líneas, al extremo que en una visita años después al Círculo Social Obrero (Club) «José Antonio Echeverría» del Vedado, La Habana, Cuba, a finales de la década del año 1960, coincidimos allí con don Martín Dihigo Llanos, (más tarde exaltado al Salón de la Fama en Cooperstwon) y le preguntamos sobre este hecho para que si fuera posible nos diera su versión sobre este episodio.
Su opinión no se hizo esperar por la claridad meridiana que mostró El Inmortal:
«Sin duda, mi amigo Ramón Bragaña no quiso quedar en la Historia del Beisbol, como el lanzador pusilánime que había cedido su conducta ante un dueño.
Y, por tal motivo, había sido vapuleado un día por Babe Ruth, ya en franco Retiro»…. Él como nosotros no pudimos jugar en las Grandes Ligas norteñas, por motivo de la discriminación racial encubierta que existía eufemísticamente llamada… “Pacto de los Caballeros”… en esa época.
Y Ramón, me parece que la vergüenza de que siempre hizo gala, lo atenazó y decidió quedar bien con él mismo y su trayectoria, además muy especialmente no quiso empeñar SU FUTURO, cosa que agradecerían algún día sus simpatizantes que lo juzgarían. Así vi este hecho…».
Más o menos de esta forma quedó en nuestra mente el juicio de valor del Maestro.
La trayectoria hace muchas veces triunfar la tendencia y este parece haber sido lo predominante en este caso. Saludos.
Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga:
El colega, de Pinar del Río, también nos deleita con ese histórico capítulo visto en el desaparecido y siempre bien recordado Parque Delta:
http://www.cubadebate.cu/temas/deporte-temas/2012/11/10/y-el-profesor-silencio-al-bambino/[simpleviewer gallery_id=»252″]