José María “Diablo” Núñez
· Combinó velocidad en su pitcheo y poderío con su bat.
Por Jesús Alberto Rubio.
En el devenir del tiempo, la historia del beisbol profesional de México ha tenido grandes peloteros con el mote de “Diablo”.
Así, hemos conocido, por citar a dos grandes estelares del pasatiempo, en los años 60´s, a “Ramón “Diablo” Montoya y antes en la década de los 40´s, Willie “El Diablo” Wells, quien llegó procedente de las Ligas Negras de EU.
En este interesante contexto histórico, la ciudad de Hermosillo no podía quedarse fuera o ser la excepción con otro “Lucifer”, verá:
Así es: Aquí, también surgió la figura de un gran pítcher velocista que además se caracterizó por su poder al bat: José María “El Diablo” Núñez.
Curiosamente, fue primo hermano de otro “Diablo”: Guillermo Núñez, con gran trayectoria en la pelota profesional tanto en la Costa del Pacífico como en la Mexicana de Beisbol.
Ayer, en nuestra reunión sabatina de la Asocrode Hermosillo, lo tuvimos de invitado de honor, todo un privilegio para los ahí reunidos por poco más de dos horas en el café del Hotel Gándara.
José María nació el 8 de febrero de 1938 en la colonia Centenario, junto al famoso barrio de “La Cohetera”; sus padres fueron Francisco Núñez Macías y Josefina Rivera.
Enseguida, recordó cuando nació su apodo, citando que entre 1953-1954 acompañaba al estadio “Fernando M. Ortiz” a Guillermo “El Diablo” Núñez, (les “pasaba” la bola a los jugadores), por lo que no fue extraño pronto le dijeran “Diablito”.
Su incursión en el beisbol ocurrió a mediados de los años 50´s, con el equipo “Los Gavilanes” en la Liga de San Benito donde Antonio “El Tucas” Carrillo (+) fue su mánager. De ese equipo, luego pasó a “Cervecería Corona y “Paperos”, del mismo circuito hermosillense.
En 1961 asistió con Sonora al nacional de primera fuerza celebrado en Puebla, y en el 61, al de Nuevo Laredo.
En 1964 fue invitado a los entrenamientos de los Pericos de Puebla, quien un año antes habían sido los campeones de la Liga Mexicana. Pero no logró quedarse.
Luego, hizo entrenamiento con los Naranjeros de Hermosillo, entonces dirigidos por Leo Rodríguez, sin embargo, al no recibir ninguna oportunidad de subir a la loma, decidió entregar el uniforme al mes de iniciada la campaña.
En esos días, José María trabajaba en el taller “Carrocería Núñez”, propiedad de su señor padre.
No olvida cuando quiso volver a la pelota amateur, pero sucedió que el presidente de la asociación estatal de beisbol, Rafael “Gordo” Campoy, recuerda, se lo impidió argumentando que “era pelotero profesional”.
Fue por ello, dice, que decidió irse a lanzar al beisbol amateur de San Luis Río Colorado, donde si le permitieron jugar y ya luego retornó a Hermosillo para ver acción a nivel veteranos, categoría donde participó en varios campeonatos estatales.
También brilló con su bat en la primera fuerza del softbol de Hermosillo, como sucedió en 1981 cuando fue campeón con promedio de .581.
Momento especial
José María Núñez guarda un momento especial en su carrera de lanzador: sucedió a mediados de los 50´s cuando en un juego amistoso, en Puerto Peñasco, estuvo a punto de lanzar un juego sin hit ni carrera.
“Ya tenía dos outs en la novena, pero me pegaron un “Texas” que Eradio Burruel no pudo alcanzar, por lo que… ¡adiós joya!”.
“El Diablo” Núñez admiró a Sandy Koufax, Miguel Sotelo y a Panchillo Ramírez…. pitchers tenían que ser, claro.
De Sotelo, advirtió: “Fue un gran amigo, inolvidable”, expresó teniendo a su lado en la reunión a su compadre Eduardo Cárdenas Villalobos.
Por una nueva afición
El tema del beisbol actual, no podía faltar:
“Se necesita que los directivos de los equipos, del circuito, fomenten nuevos aficionados. Se debe pensar en la generación de niños y jóvenes como espectadores, seguidores de este gran pasatiempo”.
Hay muchas formas, dijo, de llevar niños y adolescentes a los estadios, señalando que es cuestión de voluntad de los directivos y patrocinadores para que el espectáculo se enriquezca día a día en cada temporada.
Fuera de los campos de pelota, fue parte de organizaciones como el Club 20-30, y en especial del Club Deportivo Hermosillense de Caza y Tiro, A.C.
José María, hoy a sus 73 años de edad, se recrea con la historia del beisbol y por supuesto está pendiente del que se juega actualmente al lado de su señora esposa, Leticia Cárdenas Villalobos e hijos, Cristina Leticia, Carlos Alberto y Luis Fernando.
Cristina Leticia es licenciada en Administración, con especialidad en Mercadotecnia; Carlos Alberto, ingeniero industrial en Electrónica, y Luis Fernando, ingeniero Industrial y de Sistemas, además de Ministro Cristiano.
Los dos primeros, estudiaron en el Instituto Tecnológico de Hermosillo y, Luis Fernando, en la Universidad de Sonora. A los varones, curiosamente, gustaron del deporte de las artes marciales, más no incursionaron en el deporte que es pasión de su señor padre.
¡Bien, José María por tu gran trayectoria deportiva y, gracias por acompañarnos!